El talento no se mide en etiquetas: inclusión laboral desde la empatía
- Angélica
- 29 may
- 2 Min. de lectura
No se me olvida (aunque irónicamente, olvidé muchas cosas): el rostro de quien me dijo con palabras que “ya no era la misma”. Que quizás debía “tomarme un tiempo”.
Desde entonces, veo la inclusión no como un bonito discurso, sino como una necesidad urgente de cambiar cómo miramos a las personas que enfrentan alguna discapacidad, visible o invisible. Hoy he mejorado muchísimo pero ¿qué hay de las personas que la sociedad ha dejado fuera “por no ser capaces” ? ¿por no cumplir con estándares? Desde niña he sido consciente de ello pero jamás se entiende del todo hasta que se viven las cosas de primera mano.
¿Qué es una discapacidad?
La Organización Mundial de la Salud define la discapacidad como “una condición que afecta la interacción de una persona con su entorno”. Puede ser física, sensorial, intelectual o psicosocial. Pero también puede ser temporal, invisible, inesperada. Como lo fue en mi caso.
Y aquí es donde las cosas se ponen personales.
No borró mis capacidades. Solo me obligó a hacer las cosas diferente. A veces más lento, a veces con notas por todos lados, a veces con ayuda. Pero el fuego interno seguía. Las ideas también. Las ganas, intactas, la capacidad ahí sigue.
Entonces me pregunto:
¿Por qué cuando alguien funciona diferente, el mundo insiste en rechazarlo?
Más que inclusión, se trata de oportunidad
En México, solo el 39% de las personas con discapacidad en edad laboral tienen empleo (INEGI, 2020). Y muchas veces no es por falta de preparación o talento, sino por prejuicios, miedos y falta de empatía.
He escuchado excusas como:
— “¿Y si se le olvida algo importante?”
— “Preferimos a alguien sin limitaciones”
La verdadera limitación está en quien no puede ver el valor humano detrás de una diferencia.
Lo que sí funciona
Las empresas que han apostado por la inclusión no solo ganan en humanidad, también en productividad, innovación y reputación. Equipos diversos encuentran soluciones distintas. Las adaptaciones razonables no son un lujo, son una inversión en dignidad.
He trabajado para startups internacionales, he dirigido equipos, he escrito libros, he dado charlas, he superado días enteros sin saber por qué estaba triste. Y sigo aquí. Y sigo siendo capaz.
No se trata de dar lástima. Se trata de dar oportunidades reales, ajustadas, conscientes. Se trata de cambiar el filtro con el que evaluamos a las personas.
Si tú eres empleador(a), colega, líder…
Incluye. Pregunta. Escucha.
No esperes tener todo “listo” para abrirle las puertas a alguien con una discapacidad. A veces, lo único que se necesita es voluntad y una mente abierta.
Y si tú has sido excluido(a), marginado(a) o invisibilizado(a), te abrazo. Sigue levantándote. Que quienes hoy no pueden ver tu luz, algún día quedarán deslumbrados por ella.
Porque el talento no se borra con una caída, ni con una condición, ni con un olvido. El talento está ahí. Esperando ser visto.
Stadler, M. M. (2023, julio 26). Elizabeth Loftus: los falsos recuerdos y la fragilidad de la memoria. Mujeres con ciencia. https://mujeresconciencia.com/2023/07/26/elizabeth-loftus-los-falsos-recuerdos-y-la-fragilidad-de-la-memoria/
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2021). Estadísticas a propósito del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 de diciembre). Comunicado de prensa núm. 713/21. Recuperado de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2021/EAP_PersDiscap21.pdf

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