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10 de octubre: el día en que el mundo se acuerda que la mente también existe

“La salud mental no se ve, pero se siente. Se resiente, se calla y cuando no se atiende, grita.”

Cada 10 de octubre el mundo detiene un segundo su ritmo vertiginoso para hablar, aunque sea brevemente, de algo que afecta a millones y que, sin embargo, sigue siendo tabú en muchos hogares, oficinas y escuelas: la salud mental.

Y es que el dolor emocional no sangra. No aparece en radiografías. No te obliga a usar yeso ni a faltar al trabajo. Pero es real. Es profundo. Y en muchos casos, es devastador.

Lo que dicen los números… y lo que no

  • Más de 1 de cada 4 personas en el mundo experimentará un trastorno mental a lo largo de su vida (OMS, 2023).

  • La depresión es la principal causa de discapacidad en el planeta.

  • El suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.

Sin embargo menos del 30% recibe atención adecuada. La brecha es clara: hay dolor, pero no hay escucha. Hay síntomas, pero no hay diagnóstico. Hay gritos silenciosos, pero no hay respuestas.

¿Cómo llegamos a esto? Porque crecimos con frases como:

  • “Eso es flojera.”

  • “Tú échale ganas.”

  • “Eso se te va a pasar.”

  • “No estás loco, no necesitas psicólogo.”

Porque nos enseñaron a ir al médico por fiebre, pero no por ansiedad. A atender el cuerpo, pero no la mente. A priorizar lo visible y a esconder lo roto. Sin embargo… todos estamos en riesgo.

Porque la salud mental no discrimina. No le importa tu nivel socioeconómico, tu edad, tu país, tu religión o tus logros. Porque todos, en algún momento, podemos sentirnos sobrepasados, vacíos, desconectados, ahí es donde el cuidado preventivo cobra sentido.

No basta con “hacer conciencia”. El Día Mundial de la Salud Mental no debería ser solo una fecha para publicar una imagen verde con una frase bonita. Debería ser un punto de inflexión. Un recordatorio de que:

  • Necesitamos políticas públicas que prioricen el bienestar emocional como prioridad nacional.

  • Debemos normalizar la terapia como parte del autocuidado, no como último recurso.

  • Hay que capacitar a maestros, empleadores, médicos generales… para detectar señales de alerta.

  • Debemos mirarnos y preguntarnos, más allá del “¿cómo estás?”, un sincero: “¿de verdad estás bien?”

Lo invisible también duele y  nadie debería luchar solo contra su propia mente. Cuidar la salud mental es una responsabilidad compartida Y hablar de ella, sin miedo, sin juicio, sin estigma… es el primer paso hacia un mundo más habitable.


Aquí dejo recursos para quien los necesite:



Referencias:

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