¿Descansar es suficiente?
- Angélica
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
Durante años, nos han vendido la idea de que basta con tomar vacaciones para recargar pilas. Pero… ¿qué pasa cuando el cuerpo se acuesta y la mente no? ¿Cuando el descanso físico no alcanza para calmar el ruido interno?
La verdad es esta: Descansar no siempre significa sanar.
Y en una época donde todo se acelera (incluso el descanso), aprender a equilibrar mente y cuerpo es más urgente que nunca.
El descanso que solo toca la superficie
Dormimos más, pero despertamos igual de cansados. Nos alejamos de la oficina, pero seguimos revisando el correo. Nos vamos de viaje, pero llevamos el estrés en la maleta.
¿Por qué?
Porque confundimos “no hacer” con “descansar”.
Y porque hemos olvidado que el equilibrio verdadero no solo se construye con pausas externas, sino con reconexiones internas.
Mente saturada, cuerpo en modo alerta
Tu mente no descansa solo porque estás en la playa.
Y tu cuerpo no se relaja si sigue viviendo en tensión, aunque estés bajo una palmera.
Aquí algunos síntomas de un descanso incompleto:
Dormir muchas horas y seguir sintiéndote drenado.
Sentirte culpable por “no estar haciendo nada útil”.
Experimentar ansiedad incluso en vacaciones.
Volver al trabajo igual o más saturado que antes.
Vacaciones conscientes: un nuevo enfoque
Entonces… ¿cómo se equilibra de verdad el descanso?
La clave está en hacer espacio para el cuerpo, la mente y la emoción, no solo en “desconectarse”.
Aquí algunos principios que puedes incorporar en tu descanso consciente:
1. Haz pausas con propósito
No se trata de no hacer nada. Se trata de hacer algo que te reconecte contigo: caminar sin prisa, leer por placer, tomar una siesta sin culpa.
2. Escucha a tu cuerpo, no al reloj
Quizás tu cuerpo no necesita una aventura. Quizás solo quiere dormir, comer despacio y moverse sin exigencia.
3. Reposa también el pensamiento
Practica el silencio. No llenes cada hueco con redes sociales. Es en el silencio donde muchas veces tu mente se aclara.
4. Haz algo que no tenga “productividad”
Jugar, dibujar, cantar, bailar sin sentido. Lo inútil también es medicina.
5. Reconecta con lo que no has escuchado
A veces, la incomodidad aparece justo cuando te detienes. No la evites. Escucharla también es parte del descanso profundo.
El equilibrio no se encuentra, se construye
Tener vacaciones no garantiza descanso. Y descansar no garantiza equilibrio.
Pero si tomas tus días libres como un acto de presencia, si te haces preguntas, si te tratas con ternura y no con exigencia… ahí empieza la verdadera reparación.
No necesitas tener todo resuelto para descansar bien. Solo necesitas darte permiso.
Porque a veces, el descanso más profundo no es físico: es emocional.
Y ese, no se toma. Se cultiva.

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