top of page
  • Negro del icono de YouTube
  • Tik Tok
  • Icono negro LinkedIn
  • Black Facebook Icon
  • Black Instagram Icon

¿Dónde muere la empatía?

La desconexión emocional en la era de la inmediatez


Nos volvimos expertos en responder rápido, pero extraños a la hora de sentir profundo.

Vivimos en una era donde todo sucede en segundos. Deslizamos el dedo hacia arriba y en menos de un minuto presenciamos una guerra, una receta de galletas, una denuncia de abuso, un perrito rescatado y un “storytime” gracioso. Todo entremezclado. Todo compitiendo por unos segundos de nuestra atención. El resultado: una anestesia emocional colectiva.

Las redes sociales prometieron acercarnos, pero paradójicamente nos han desensibilizado. Un estudio del Journal of Psychological Research on Cyberspace reveló que el exceso de exposición a contenido emocionalmente intenso reduce nuestra capacidad de empatía a largo plazo (Pavlović et al., 2021). El cerebro, simplemente, se protege, es como sii todo duele, entonces nada duele tanto.


La lógica de los algoritmos nos muestra aquello que nos atrapa, no necesariamente lo que nos conmueve. Nos volvimos consumidores de tragedias como entretenimiento. Un accidente se convierte en clickbait, la guerra en contenido para reels, el duelo en un post viral. ¿Cuándo fue la última vez que leíste una historia difícil y no solo le diste “like”, sino que hiciste algo al respecto?

En la era de la inmediatez, no hay tiempo para procesar el dolor. Las tragedias duran lo que tarda una historia de Instagram en desaparecer. 24 horas. Después, viene otra. Y otra. Y otra, es como si el sufrimiento ajeno se hubiera vuelto ruido en algunos casos . La empatía requiere pausa, presencia, reflexión… tres cosas que el mundo actual no siempre parece no permitir.

Además, la constante exposición al dolor ajeno ha llevado a una banalización del sufrimiento. Según la UNESCO (2023), el 61% de los jóvenes entre 18 y 30 años sienten que el dolor que ven en línea ya no los conmueve como antes. La compasión se vuelve intermitente. Selectiva. A veces, hasta estética.


Curiosamente, somos una generación con altos niveles de conciencia social, queremos ayudar pero no podemos sentir. Apoyamos causas, difundimos información, nos pronunciamos contra la injusticia. Pero muchas veces lo hacemos desde una desconexión emocional profunda. Como si estuviéramos más interesados en parecer empáticos que en serlo de verdad.

Esto no es del todo culpa nuestra. El sistema no está diseñado para la lentitud del sentir. Nos premia por la productividad, la eficiencia, el rendimiento, la rapidez. La pausa se castiga. Y sentir, sentir de verdad, requiere tiempo, tiempo que no nos damos por la inmediatez del mundo, la rapidez “necesaria” de cada vida o bien la limitación emocional al no permitirnos sentir.


Considero y se ha visto que sentir muere debido al exceso de estímulos. En la velocidad. En el scroll infinito. En la falta de contacto físico. Muere cuando dejamos de ver al otro como un ser humano y lo convertimos en “contenido”. Muere cuando creemos que una reacción de risa, enojo o tristeza en una pantalla equivale a una emoción real, pero también renace.

Renace en la conversación profunda. En el abrazo que no tiene prisa. En la mirada sostenida. En la historia que nos atraviesa el pecho y nos obliga a quedarnos en silencio. En la decisión de no compartir todo, sino de acompañar. De estar.


Pero este no es un artículo para señalar. Es un llamado a recuperar lo humano. A cuestionarnos: ¿realmente me duele lo que veo o solo estoy reaccionandor? ¿Estoy siendo testigo o solo espectador? ¿Estoy presente o solo conectado?

Recuperar la empatía implica resistir la lógica de la inmediatez. Y eso, en tiempos como estos, es casi un acto revolucionario.

ree
ree




Referencias (APA):

  • Pavlović, M., et al. (2021). Emotional desensitization and empathy erosion: The impact of digital overload. Journal of Psychological Research on Cyberspace, 15(2), 47-59.

  • UNESCO. (2023). Youth and Digital Sensitivity Report. Paris: UNESCO Publishing.

  • Turkle, S. (2015). Reclaiming Conversation: The Power of Talk in a Digital Age. Penguin Press.

 
 
 

Comentarios


Logo Angie Bangon
  • YouTube
  • Black Instagram Icon

© 2023 Angiebangon

bottom of page