El tiempo no lo cura todo, pero sí lo revela
- Angélica

- 24 sept
- 2 Min. de lectura
“No fue el tiempo lo que me curó. Fue el silencio el que me gritó la verdad.”
Una noche antes de caer al vacío, creí tener el control. Una vida aparentemente planeada, una rutina en marcha, metas claras.
Pero el tiempo, ese traidor silencioso, tenía otros planes. Caí. Literalmente. Cinco pisos (Cuatro si son en Europa :P) Y sobreviví. Sin fracturas. Sin explicación. Sin lógica. Sólo con una mente en pedazos y una vida que ya no sabía cómo armar.
Me dijeron: “Dale tiempo. El tiempo todo lo cura.” Lo creí porque no había más lógica. Pero con el paso de los días no llegó la cura, llegó el caos. Y con el caos… las revelaciones.
Estudios del National Institute of Mental Health (2022) revelan que la memoria traumática no se borra con el tiempo, sino que se reorganiza. El hipocampo y la amígdala, las regiones cerebrales encargadas de codificar y conservar recuerdos no eliminan el dolor; lo transforman, lo archivan, lo distorsiona, lo congelan.

Según un estudio de Harvard Medical School, más del 72% de las personas que sufren eventos traumáticos creen estar sanando en los primeros 3 meses… pero es en el sexto mes cuando surgen los verdaderos síntomas: ansiedad, confusión, disociación.
El tiempo no sana: expone. En sí, el tiempo me quitó excusas. Me mostró lo que ya no podía seguir negando: Que estaba sobreviviendo, no viviendo. Que había llamado amor a la costumbre. Que había confundido paz con silencio. Que me aferré a personas, sueños o versiones de mí que ya no tenían espacio en mi nuevo cuerpo, en mi nueva mente.
Fue el tiempo el que me permitió escuchar lo que el ruido de la rutina no me dejaba sentir. Y eso… dolió más que el impacto contra el suelo.
Porque nadie te prepara para mirar atrás y entender que muchas de tus decisiones no fueron tuyas… fueron respuestas a heridas mal cerradas o miedos mal trabajados. Con ello me atrevo a decir que el tiempo es espejo, no medicina. El tiempo no borra. Lo que hace es volver más nítido lo que antes dolía demasiado para mirar de frente.
No lo digo yo. Lo dicen psicólogos como Bessel van der Kolk, autor de El cuerpo lleva la cuenta, quien afirma que la sanación real no depende del tiempo sino de la conciencia emocional, del trabajo interior, de la confrontación con lo no dicho.
Hoy sé que el tiempo no lo cura todo. Pero sí lo revela todo y a veces, eso es más valioso que cualquier cura. Porque solo cuando ves con claridad, puedes elegir con libertad. El tiempo es cruel, sí. Pero también es justo, te muestra, al final, quién eras de verdad…y quién puedes decidir ser ahora. Lo que callamos, lo que enterramos, lo que postergamos…Tarde o temprano sale a la luz. Y esa luz , aunque duela, también puede ser el inicio de algo hermoso.











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